Caer enfermo por coronavirus podría reportarle a un autónomo una caída de hasta el 25% de sus beneficios anuales. Un comercio medio regentado por un autónomo con un trabajador a su cargo y con un mes de inactividad sufriría ese lastre en su beneficio, según cálculos de UPTA.
La pandemia del coronavirus está afectando la vida de todas las personas y tendrá un impacto en la economía que está todavía por cuantificar. Pero las consecuencias para el bolsillo del autónomo en caso de tener que paralizar su actividad por cuarentena o enfermedad son más lesivas que para el común de los trabajadores o empresarios.
Los autónomos, pese a que las últimas medidas del Gobierno, les facilite el cobro de una prestación y la exoneración del pago de cuotas, tienen que soportar el mantenimiento de unos gastos estructurales (alquileres, luz, agua…) que deben sufragar si quieren seguir ejerciendo su actividad.
Los cálculos de UPTA estiman que para ese comercio medio, la reducción de las ventas estaría en el 8%, pero en sus rendimientos netos anuales, la caída podría alcanzar hasta el 25%, precisamente por culpa de los gastos fijos necesarios para su negocio.
A estos inconvenientes, hay que sumar las dificultades financieras y los problemas de liquidez que la crisis actual comporta, además de la pérdida de oportunidades comerciales de futuro.
Un comercio medio con unas ventas brutas anuales de 120.000 euros perdería 12.000 euros de ingresos totales. Teniendo en cuenta que los gastos mensuales correspondientes a los costes efectivos de la actividad se elevan a 7.200 euros, y suponiendo éstos el 60% de gastos sobre facturación, las pérdidas generadas en la renta neta al año podrían llegar a 12.000 euros.