La primera fase de “desescalada” ya está activa en España. Muchos autónomos pueden reabrir sus negocios, aunque con severas restricciones en la mayor parte de los casos, que se unen a los escasos que ya estaban abiertos por ser de “actividades esenciales”. Pero ¿es conveniente abrir? ¿Qué posición tiene la opinión pública?
La alerta sanitaria está todavía activa. La pandemia de coronavirus todavía está por controlar y, aunque el número de contagios y de muertes se mueve a la baja, el temor de los rebrotes por el paulatino desconfinamiento está en el aire.
Pero junto al temor de una nueva oleada de contagios está el hecho cierto de la crisis económica. Bastaron apenas 15 días de suspensión de las actividades económicas para que el PIB español del primer trimestre se desplomara un 5,2% frente al trimestre anterior, una caída histórica.
En abril, el paro subió a los 3,8 millones de personas con una caída récord en las afiliaciones de autónomos. Mantener el parón en la actividad económica puede ser letal y abocar al país a una recuperación aún más lenta y dura.
¿Es entonces preferible abrir y arriesgarse a más contagios? Muchos autónomos siguen sin reabrir sus negocios, pese al varapalo económico. La fase 1 de desescalada permite la reapertura de los pequeños comercios, de aquellos que no excedan los 400 m2 de local, pero con fuertes restricciones y medidas de seguridad: sólo pueden atender con cita previa, horario preferente de atención a mayores de 65 años y atención individualizada, que supone un empleado por cliente.
Los negocios de hostelería sólo podrán atender en terraza y a un 50% de su aforo. Todas estas medidas de seguridad hacen que la apertura sea inviable para muchos negocios. Así las cosas, muchos autónomos han optado por posponer su regreso a la actividad económicar.
La mayoría, en contra de reabrir la economía
La opinión pública está divida respecto a la reapertura de la economía, según una encuesta de Ipsos, aunque su mayor parte opta por el cierre o por los niveles bajos de actividad.
Así, la mayoría de los encuestados de 8 de los 14 países están en contra de la apertura de la economía si el virus no está totalmente controlado. Este sentimiento es más elevado en las economías desarrolladas del Reino Unido y Canadá (70%), seguidas de México (65%), España y Australia (61%) y los Estados Unidos (59%).
Al mismo tiempo, encontramos países muy afectados por esta pandemia que sin embargo, sí están de acuerdo en que la reapertura debería tener lugar, como Rusia (60%), China (58%), Italia (53%), India (51%) y Alemania (50%).
El país en el que los encuestados siguen estando más indecisos sobre si las empresas deben abrir aunque el virus no esté totalmente contenido es la India, con sólo 8 puntos porcentuales entre los que están de acuerdo y los que no lo están, seguida de Alemania (9 puntos de diferencia), Francia (11 puntos de diferencia) e Italia y Brasil (13 puntos de diferencia).
La gente con ingresos altos, más partidarios de reabrir los negocios
La opinión sobre el desconfinamiento varía según la renta. Así, dos de cada cinco encuestados por Ipsos con ingresos altos quieren que la economía vuelva a activarse frente a un tercio de los que tienen ingresos bajos.
Esto se refleja más entre los encuestados de altos ingresos en Rusia (61%), China (59%), India e Italia (55%) y Alemania (53%).
El economista Harry Holzer, profesor de Política Pública de la Universidad de Georgetown en Washington, D.C., dijo, en declaraciones recogidas por Ipsos, que pese no haber grandes diferencias entre el número de hogares de altos y bajos ingresos que quieren que la economía se reabra, podría haber una combinación de factores que contribuyen a la respuesta de la población con altos ingresos.
Ellos son dueños de negocios que están sufriendo; quieren que sus acciones se recuperen, o tienen menos que perder con la reapertura ya que su salud no está en peligro por la exposición de sus compañeros de trabajo y/o clientes.
Richard Florida, Profesor de Análisis Económico y Política en la Escuela de Administración Rotman de la Universidad de Toronto, estuvo de acuerdo y agregó que las personas con mayores ingresos han sido capaces de distanciarse socialmente o aislarse y no están tan amenazados por el brote.
Ellos tienen información y pueden controlar su comportamiento. Pueden elegir adónde quieren ir.
Las personas de bajos ingresos serían las más expuestas a la Covid-19, debido al tipo de trabajo y desplazamiento, con mayor uso del transporte público y ubicación de su hogar.