El efectivo es el rey de cualquier emprendimiento, sin embargo, más dinero no necesariamente es mejor. Es un combustible que permite desarrollar un producto y hacer crecer el negocio, pero no debería convertirse en un reemplazo del valor que debería generar el trabajo de la startup.
“En las inversiones lo que es cómodo rara vez es rentable, la comodidad es enemiga de la rentabilidad” advirtió Jorge González Gasque, director general de G2 Consultores y especialista en startups. “Si pides mucho dinero ya no necesitarás más financiamiento, pero lo que hiciste fue entregar la compañía”, agregó.
La recomendación de González Gasque es conseguir el dinero justo e ir generando valor para conseguir dinero de forma orgánica, pero siempre optimizando la operación. El dinero levantado en rondas de inversión debería ser usado para escalar la producción, penetrar mercados e incrementar la adopción del producto; nunca para asegurar la comodidad del emprendedor.
Lo que le da verdadero valor a un emprendimiento no es necesariamente una ronda grande de inversión, sino adquirir un número clave de clientes, perfeccionar el producto y lograr cierta medida de éxito.
«Consigue el dinero justo y ponte a trabajar, porque esa es la única forma de generar valor«, afirmó González Gasque. «Un emprendedor inteligente sabe que necesita ir construyendo éxito y credibilidad antes de conseguir dinero«, añadió.
Estos son algunos de los peligros que conlleva pedir mucho capital para tu startup:
Pedir demasiado pone en alerta a los inversores
Muchos emprendedores utilizan el modelo de Lean Startup, popularizado por Eric Ries, que consiste en gastar poco, adquirir clientes iniciales, iterar y perfeccionar el producto antes de lanzarlo en gran escala. Los fondos siguen un modelo similar al invertir, ya que están dispuestos a invertir cantidades moderadas de dinero hasta que la startup se haya probado a sí misma.
Para los inversores, es una señal de alerta cuando los emprendedores llegan pidiendo cantidades exorbitantes o valuaciones irreales de su propia startup, pues significa que no trabajaron lo suficiente en la valuación o tienen expectativas poco realistas sobre el financiamiento.
“Pedir demasiado es un foco rojo porque significa que no conoces lo suficiente a tu propia startup para saber cuánto dinero necesita en realidad”, comentó González Gasque. “A los inversionistas no les gusta ver gastos no productivos, cosas como pagos hacia los fundadores u orientados hacia la comodidad del equipo son mal vistos«, recalcó.
La medida justa obliga a ser eficiente
Cuando una empresa tiene un presupuesto ajustado hace todo lo posible por hacer rendir el dinero que tiene, optimizar la operación y refinar su tecnología. Es esta mentalidad de eficiencia la que saca adelante a las empresas.
Una cantidad de recursos limitados te obliga a tomar decisiones difíciles sobre los proyectos en los que la empresa se involucra, los cambios a realizar en los productos, contrataciones, salarios, entre otros aspectos.
A veces mucho dinero puede matar a una startup
El exceso de dinero puede llevar a una falta de rigor financiero y a una pérdida del foco que puede resultar mortal. Con el dinero en las arcas, existe la tentación de crecer demasiado rápidamente para alcanzar metas poco realistas en poco tiempo, explorar caminos de negocio poco rentables, sin mencionar el cambio que tendrán que dar a un modelo operativo más ajustado cuando eventualmente se les comience a terminar el dinero.
A esto se le suma la mirada atenta de los inversionistas, que querrán un retorno de su inversión y mayor control sobre la compañía a cambio de su dinero, lo que podría terminar por dejar a los emprendedores fuera de su propio proyecto.
Se confunden los medios con el fin
Levantar inversión no es un logro en sí mismo, sino un paso necesario para poder alcanzar un objetivo. Al cerrar una inversión considerablemente grande, es fácil perder el enfoque en el producto y los clientes, los elementos que constituyen la sangre de cualquier negocio.
Una obsesión con levantar el capital más que con asegurar ventas puede llevar a los emprendedores a fallar al buscar una inversión o a aceptar malos términos del fondo de inversión.
Aunque levantar demasiado dinero no es en sí mismo un escenario fatal para una startup, sí puede traer consigo malos hábitos que terminan por perjudicar a la startup.
«Las empresas pueden perder el foco, perder la disciplina que trae un presupuesto ajustado o empezar a quemar dinero sin pensar en las consecuencias«, advirtió González Gasque, y recomendó sólo levantar el dinero suficiente para llevar a la startup a su siguiente etapa.