No es una novedad que toda persona que trabaja, sale temprano de su casa y vuelve casi de noche. Además de la cantidad de horas que está en el empleo, hay que sumarle las horas de traslado entre su hogar y el trabajo y viceversa.
Todo esto hace que cada vez se tenga menos tiempo para sí mismo y para estar en familia; menos tiempo para actividades personales y por supuesto un cansancio que a medida que avanza la semana se vuelve cada vez más profundo.
Todo esto, sin dudas, atenta contra la salud, generando cada vez más estrés, enfermedades nerviosas, y por supuesto psicológicamente ansiedad y hasta depresión.
Desde ya que eso no solamente es un tema humano y social sino también económico, ya que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que hasta un 3% del Producto Bruto Interno (PBI) de las naciones se pierde por esta razón, lo que lleva a más absentismo, empleados que rinden menos, menos productividad y algunas secuelas del estrés en la salud como las enfermedades cardiovasculares.
Es por eso que desde hace varios años se ha instalado en la sociedad el debate sobre la posibilidad de reducir la jornada laboral de 8 a 6 horas, cobrando el mismo salario. Por supuesto que para esto se aduce que la disminución de tiempo implica que la persona esté más relajada, más feliz y que no sufra ningún tipo de declive cognitivo.
La jornada reducida favorece la intensidad del trabajo
Los defensores de esta propuesta sostienen que además de la reducción del estrés en los trabajadores, se favorece, paradójicamente, la intensidad del trabajo, reduciendo los espacios de ocio laboral. Como es el caso de mostrarse ocupado, nerviosismo por no tener actividades que realizar, etc.
Por supuesto que en el ámbito privado favorece la cohesión familiar, permitiendo que tanto la pareja como sus hijos tengan más tiempo para disfrutar juntos dentro del hogar. Además de poder realizar actividades para la salud física y psicológica como deportes, meditación, arte, etc.
Pero también es beneficioso para las empresas en cuanto a su productividad. En el año 2007 los países con jornadas medias más cortas como Bélgica, Alemania y Holanda reportaron una productividad mayor por hora de trabajo que el resto de los países.
También menos horas redituaría, para la empresa, en tener empleados altamente calificados, que estudien y se capaciten adecuadamente para el puesto que se tiene. De otra manera, normalmente estos cursos se suelen sumar a las horas de trabajo que tiene un empleado, obligándolo a sacrificar horas de su vida privada para realizar un curso, capacitación o carrera. La reducción horaria facilitaría la integración entre el empleo y la formación.
En lo que respecta al nivel social, una jornada laboral de 6 horas podría ayudar a combatir el desempleo, en el caso de que se necesite implementar doble turno en la empresa. También se evitaría el hacinamiento en los medios de transporte evitando la saturación de los mismos.
Pero los detractores se apoyan en lo que realizó Suecia, buscando tener empleados más felices y productivos, durante estos últimos años.
Fueron varias, pero la experiencia más renombrada es la que se llevó a cabo en la residencia de la tercera edad de Svartedalens en la ciudad de Gotemburgo donde sus 68 enfermeros asistentes comenzaron a trabajar 6 horas diarias de lunes a viernes, durante dos años.
Más felicidad pero mayor coste
Los directores del instituto pudieron concluir que los enfermeros tenían menos pedidos de licencia por enfermedad que antes y estaban menos estresados. Además de que la atención al paciente había mejorado notablemente; por lo tanto la calidad del trabajo se había vuelto mayor. Asimismo se los veía más contentos debido a que tenían más tiempo para realizar actividades para sí mismos.
Sin embargo económicamente las cosas no fueron tan positivas. Ya que para cubrir el recorte de horas con nuevo personal, hubo que contratar 17 nuevos empleados, subiendo la planta a 85 personas, lo que implicó un valor extra de 1,26 millones de euros o 12 millones de coronas suecas.
Esta es la razón por la que las autoridades no van a implementar este horario en el sector público de la ciudad, como se había pensado originalmente.
Como contrapartida, la auditoría del proyecto asegura que haber contratado a esas 17 personas en la residencia para sacar adelante la jornada de 6 horas, redujo en 493.000 euros o 4,7 millones de coronas el gasto del estado sueco en subsidios de desempleo.
En eso se apoyan también los que siguen diciendo que hay que implementar este cambio, como ya lo hizo Toyota en Gotemburgo hace 13 años, que redujo la jornada a 6 horas, aumentando sus ganancias en un 25 % y mejorando el trabajo de los mecánicos y la atención de los clientes.
En Suecia continúa el debate mientras que en gran parte de los países europeos y americanos, ni siquiera se inició. Lo cierto es que a favor o en contra, la pregunta que queda flotando en el aire es: ¿priorizamos la felicidad de las personas o el dinero que se gana o se pierde? ¿Usted qué opina?