Una lectura superficial de las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) nos podría llevar a pensar que la brecha de género en España es mínima. De las 19 millones personas ocupadas, 9 millones son mujeres, lo que quiere decir que, de cada 10 trabajadores, 4,7 son mujeres.
Sin embargo, esta paridad se desvanece cuando escrutamos datos en sectores específicos como puede ser el digital, en el que, según el último estudio impulsado por la patronal DigitalES, de cada 10 trabajadores, solo 2,4 son mujeres.
Esta realidad se va gestando desde la universidad española, según el mismo estudio de DigitalES, en que se precisa que en 2017 las mujeres suponían ya el 53,2% de los graduados universitarios, pero representaban solo el 18,6% de los estudios tecnológicos, y apenas el 15,6% de los trabajadores con perfil técnico del sector digital.
Este déficit de mujeres estudiando carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) lo perciben en el día a día las invitadas al Meet up October: Mujeres en Tech y startups que organizó la Fintech October, y en el que participaron Lucía Chávarri, Head of New Business en Cabify; Ainhoa Martínez, Co-founder & Global Sales en WELKOM.TECH; Cristina Aranda, PR, Pre-Sales & Innovation en Intelygenz & Co-founder de Mujeres Tech; Gabriela V. Orille: Global Innovation Officer en ANDBANK; y Grégoire de Lestapis, CEO de October España.
Para Lucía Chávarri, que estudió la carrera de Telecomunicaciones, la formación es indispensable para optar a un puesto en este campo. En la mesa redonda, Lucía recordó que en su época universitaria la mayoría de los estudiantes eran hombres y que había una representación muy minoritaria de mujeres.
Aunque en sus respectivas empresas hay paridad de género a nivel global, si miramos en detalle a puestos de dirección y a puestos tecnológicos o digitales, vemos que aún hay trabajo por delante hasta llegar a la paridad. Los ponentes coincidieron en señalar que esta brecha de género es cultural y que se acabará con ella cuando se empiecen a crear referentes femeninos para que las mujeres se sientan identificadas y así se sientan seguras para optar a los puestos de máxima responsabilidad dentro de las empresas.
“Hackear los estereotipos”
Entre estos aspectos culturales, Cristina Aranda, PR, Pre-Sales & Innovation en Intelygenz & cofundadora de Mujeres Tech, hizo hincapié en la importancia de «hackear los estereotipos»:
Desde Mujeres Tech estamos proponiendo una campaña para acabar con ciertos estereotipos que limitan el desenvolvimiento de la mujer en el sector empresarial, como, por ejemplo, que se te denomine mandona por ser mujer líder o nenaza a los hombres.
Los hombres también tienen que involucrarse en esta búsqueda de la igualdad, haciendo uso de sus derechos, como son la baja por paternidad. Chávarri puso como ejemplo al director financiero de Cabify quien compagina la baja de paternidad.
Por otra parte, Gabriela V. Orille comentó:
Ya hemos visto que hay suficiente legislación. La respuesta debe ser múltiple, si bien una parte le corresponde a las Instituciones y los Gobiernos, que deben dotar de medios a las empresas para implementar sus obligaciones legales, es decir, ayudarlas a hacer realidad esas disposiciones legales sobre igualdad; también nos corresponde a todos, empezando por el núcleo más esencial y primario que es la familia, interiorizar la igualdad y educar en la misma.
En este sentido, Grégoire de Lestapis señaló que las empresas tech están transformando el mundo y que en los próximos años las diferencias estarán no tan enfocadas en el género sino en las habilidades que cada uno desarrolle y que aportarán valor a la empresa:
Cada vez más, las empresas buscan profesionales con buenos soft skills. Históricamente, los hombres nos enfocamos más en la competición y las mujeres en la cooperación. La capacidad de liderazgo, de gestión de conflictos y de mentoring son algunos soft skills que demanda el mundo tecnológico y que las mujeres dominan mejor que los hombres.
Algunos avances en el sector fueron identificados por Ainhoa Martínez, que desatacó alguna evolución por parte de las instituciones: «Desde mi experiencia he observado que en el País Vasco muchas subvenciones o el acceso al parque tecnológico son favorables para las empresas que impulsan las políticas de igualdad«, añadió.