Aunque la idea de convertir tu pequeña empresa en un emprendimiento millonario puede parecer atractiva, “más grande” no siempre significa “mejor”. De hecho, el crecimiento demasiado acelerado de un negocio puede a menudo traer obstáculos y desafíos inesperados.
Según cuáles sean tus prioridades -y cómo tengas organizada la relación entre el trabajo y tu vida personal- has de considerar los siguientes factores antes de decidirte a ampliar tu empresa, ya que mantenerte en una escala pequeña tiene también sus beneficios:
1. Menos empleados: menos dolores de cabeza
Cuantos más empleados tengas, a más leyes y regulaciones tendrás que enfrentarte. Más contratos, más obligaciones tributarias y más personalidades con las que lidiar.
Está comprobado que los planteles pequeños trabajan con una mejor dinámica que los grandes: hay menos puntos de vista, menos roces y, generalmente, una mayor facilidad para el consenso.
Si precisas cubrir una tarea poco frecuente o no primordial para el funcionamiento de tu empresa, es mejor que la externalices: en vez de sumar un contrato más, echa mano a plataformas online de proveedores de servicios como Upwork o StarOfService , donde encontrarás profesionales de todo tipo listos para cubrir tus necesidades.
2. Menos gastos generales
Las pequeñas empresas, en comparación con las grandes, suelen tener menos menos equipo, menos empleados, un menor mantenimiento, instalaciones más pequeñas, servicios públicos más bajos, y así sucesivamente.
Esto es beneficioso por dos razones principales: en primer lugar, hay muchos menos elementos necesarios para mantener el negocio en funcionamiento, de manera que hay posibilidad de centrarse en las funciones más básicas y no distraerse con cuestiones estructurales secundarias. En segundo lugar, es significativamente más fácil de manejar, y requiere menos equipo y menos presupuesto de mantenimiento.
3. Más flexibilidad
Nunca ha sido más importante que ahora tener la capacidad para reaccionar rápidamente a los desarrollos del mercado y ajustar los parámetros de un negocio en consecuencia.
Las pequeñas empresas lo tienen más fácil a la hora de modificar la marcha e implementar cambios para adaptarse a las exigencias de un mercado siempre cambiante. La adaptabilidad y la flexibilidad son dos elementos primordiales a la hora de intentar mantenerse siempre vigente.
4. Un mayor control de calidad
Uno de los problemas más comunes de las empresas que crecen demasiado rápido es mantener los estándares de calidad. A menudo, cuando se pone demasiado énfasis en el crecimiento sin ajustar acordemente los parámetros de producción, la calidad resultante puede verse alterada.
Permanecer en “aguas poco profundas» puede ser ventajoso, ya que de esta forma podrás mantener un ojo más cercano a los niveles de calidad y asegurarte de que las expectativas de tus clientes están siendo satisfechas en todo momento.
5. Mayores márgenes de beneficio
Mientras que es poco probable que una pequeña empresa genere tantos ingresos como una más grande, generalmente presenta mayores márgenes de beneficio, ya que tiene menores gastos generales y menos gastos operativos en general.
Al mantener las cosas a pequeña escala, podrás mantener tu empresa rentable, competitiva y sostenible.