En numerosas ocasiones a los consultores que nos dedicamos a las nuevas tecnologías nos preguntan cuánto cuesta una página web o una tienda online y equivale a preguntar una estupidez similar a cuánto vale una casa. Es una formulación errónea, sin sentido y mal planteada. La pregunta clave es otra, no el precio.
Un soporte online puede costar desde 200 euros a millones. Sí, lee usted bien, consulte lo que vale construir y mantener una plataforma tecnológica como Amazon, Zara, Ebay o similares y me cuenta. Con una casa sucede lo mismo, las puede encontrar desde 9.000 euros, fabricadas en madera, hasta de decenas e incluso cientos, aquí tienen una de 260 millones de dólares.
En consecuencia, la primera pregunta no es cuánto vale sino para qué quiero mi web; y esta cuestión ya es más complicada de contestar pues no todos aquellos que quieren transformar su negocio al mundo digital saben lo que necesitan, o los que ya disponen de soportes en este formato han hecho lo correcto hasta ahora. Dado que comparo casas con páginas web, la transformación digital exige que usted tenga una mentalidad de chalé con vistas al mar o al campo, donde prefiera, pero que no se compre un bunker de la II Guerra Mundial, basta con que piense qué ejército los utilizó y qué éxito tuvo con ellos en la contienda. Una pista: no ganaron.
En esta fase el problema no radica en el dinero, ni mucho menos, sino en fijar unos objetivos, trazar un plan y determinar la estrategia, pero la resistencia al cambio en estos tres parámetros es muy elevada en las Pymes y el comercio minorista, de tal modo que a menor tamaño mayor resistencia por regla general. Personalmente la he bautizado como la Ley Baturra de la Resistencia Tecnológica debido a una antigua viñeta de un periódico de principios del siglo pasado donde un agricultor aragonés, montado en burro y deambulando por las vías del tren, oyendo pitar a la maquina dice: “chufla, chufla, que como no te apartes tú”. Quitamos el tren y ponemos la digitalización y sirve en 2017 para la gran mayoría de estos dos sectores en España.
En este punto suele surgir otra pregunta más absurda todavía: ¿con qué se puede ganar dinero en Internet?, que traducido lo que están preguntando es: ¿cómo me hago rico en cuatro días? Esta cuestión está asociada al falso mito de que los negocios en la red hacen millonarios a una gran mayoría, asunto evidentemente falso, pues de lo contrario quien les escribe, después de más 20 años en este mundo de las TIC no estaría aquí sino en… (Me lo reservo por si me hago rico).
«Trabajar y trabajar y trabajar y volver a trabajar»
Solo hay una forma da ganar dinero con un negocio online. “Y trabajar, y trabajar, y trabajar y volver a trabajar, y trabajar, y trabajar, y trabajar, y eso es un negocio on line, señores” que es lo que hubiera dicho Luis Aragonés si en lugar de haber sido entrenador de fútbol y seleccionador nacional se hubiera dedicado a este mundo.
El primer objetivo de un ecommerce es que al final de mes nos permita vivir bien, dicho en términos sencillos. Al año siguiente, vivir mejor, al siguiente, crear empleo, por ejemplo, y así sucesivamente. Pero quítese de la cabeza hacerse millonario como le sucedió, por citar un caso, al dueño de la administración de lotería de la Bruja de Oro de Sort. Tiene más posibilidades jugando el día 22 de este mes que con un negocio en internet.
Volviendo al punto anterior les decía que el dinero no era el mayor problema, el inconveniente son las ideas. No hay bancos de “pensamiento”, ni “avalistas de ideas”, ni préstamos a 25 años de las mismas. La innovación se tiene o no se tiene, se nace con ella o no, (aunque este es otro debate). Con un nuevo negocio sucede lo mismo, si no se tiene la idea clara, al menos hay que intuirla y tener mucha determinación para llevarla a cabo. Todo está inventado y a un golpe de clic, aunque benditos los inocentes que viven pensando que han descubierto algo único, en las Bienaventuranzas es fácil que sean recompensados de algún modo.
En todo caso, es mejor que piense en lo terrenal y haga Networking, investigue, se forme y trabaje en su producto o servicio que es de lo que sabe, delegando en profesionales todo aquello que tienen que ver con su negocio online. No se engañe, no tiene un cuñado, ni un primo que sepa hacer páginas webs, y si lo tiene de verdad, jamás le encargue un trabajo a un familiar. Vivirá el infierno en vida con casi toda seguridad. Así que otra pregunta que no debe hacer estas fiestas familiares es: ¿cuñado, por qué no me haces la web?
La siguiente pregunta es cómo lo va hacer esa plataforma tecnológica. En su proceso de transformación tecnológica puede que sea interesante tener una buena App para el smartphone y las tablets por el tipo de producto y edad de sus clientes, o si se trata de un comercio tradicional digitalizar el mismo con pantallas de televisión que exhiban el producto y sus posibilidades, además de contar con una web de tipo escaparate. Imagine que vende vigas hormigón prefabricado de las que se colocan en las obras públicas. No veo a ninguna constructora comprándolas por internet y que en la carrito de la compra ponga algo similar a: tres vigas de 25 *5*10 metros Hormigón Armado Modelo FDR. 1.456.000 euros. Envío gratuito. Ha sumado 10.000 puntos para la próxima compra en Cementos López. Por este motivo hablo de plataformas tecnológicas, no de páginas webs ya que soluciones hay muchas.
Debe preguntarse si es capaz de vender en serio por internet, o tal vez sea mejor empezar con una página que muestre los productos y dar el siguiente paso un poco más adelante. Puede que sea un abogado, un asesor fiscal o una farmacia y entonces necesita su plataforma tecnológica para generar marca o hacer branding, en cuyo caso los planteamientos de marketing son muy diferentes.
O justo lo contrario, dispone de un buen producto que se puede comercializar en varios países, lo cual nos lleva a una tienda online muy grande y más compleja de construir, y vuelta a pensar, y pensar, y pensar. Y señores, tener una estrategia, y objetivos, y plan. Y esto es vender en internet parafraseando a Luis Aragonés.
En este apartado quedan otras cuestiones a resolver, que no son estratégicas, pero sí importantes: diseño de la web con criterios de usabilidad y de este siglo a poder ser, coste de posicionamiento seo, inversión en publicidad, redacción de textos, confección de fotos, textos legales, hosting, seguridad, y bastantes aspectos más. Tampoco tiene cuñados y primos para todo lo anterior. No pregunte en la cena de Nochevieja a sus amigos, tampoco le valen. Pida a los Reyes Magos tres cosas: profesionales, confianza y fortaleza para su proyecto.
Contestado todo lo anterior y presupuestos en mano, ya sabrá lo que vale su web, tienda online o la solución tecnológica que necesite para su negocio. Puede ser una casa de madera, de muñecas o una vivienda de lujo en el centro de la ciudad. Ahora sí es el momento de pensar en el dinero, pero debe tener clara una cosa, eso es lo que vale la plataforma que le hará ganar dinero para vivir en los términos antes mencionados, y recuerde que no se hará asquerosamente rico.