Las ideas son fundamentales dentro de las empresas. Promover la generación de ideas creativas en el entorno laboral proporciona riqueza a las compañías. Sin embargo, la idea por sí sola no sirve de nada: es necesario implementarla.
Son muchas las ocasiones en las que las empresas proporcionan incentivos para que los empleados se lancen a generar ideas. Estas propuestas son potencialmente útiles para aumentar las ventas o elevar la productividad. Por desgracia, son pocas las ocasiones en las que estas ideas se prueban o desarrollan.
Si las ideas generadas no se implementan, los propios trabajadores se desmotivan y abandonan el esfuerzo. La innovación –piedra angular en las empresas actuales- se aparca y las buenas ideas desaparecen definitivamente. ¿Qué hacer para que una empresa no se convierta en una “tumba de ideas”?
En Lead Digital han recopilado 7 consejos para aplicar las buenas ideas y asegurarnos de que no se pierdan en el limbo.
Sé valiente
Hace falta mucho coraje para dar a conocer e introducir tu idea, especialmente si va a contracorriente de todo lo que se hace habitualmente en tu empresa o negocio. Pero a largo plazo, el éxito se alcanza después de tomar riesgos.
En las empresas abunda con frecuencia la ausencia de una “cultura del fracaso”, ésta que no ve el fracaso como una derrota, sino como una oportunidad para mejorar. De esto saben bien los emprendedores.
Así que atrévete a traer una idea supuestamente loca y pruébala a pequeña escala. Tal vez tenga éxito.
Ponte en la posición de los demás
Para triunfar hay una cosa que necesitas por encima de todo: la empatía, es decir la capacidad de ponerse en el lugar de los demás.
Cuando desarrolles nuevas ideas, también hay que considerar la perspectiva de aquellos que se verán afectados por el cambio que comportarán: clientes, compañeros de trabajo… Hay que tener en cuenta cómo se beneficiará la empresa si se cambia la forma de trabajar.
Hay que hacerse muchas preguntas y valorar los posibles cambios. Ayuda preguntar a los grupos objetivo individuales para desarrollar las ideas correctas basadas en ellos.
Empieza a pequeña escala
Es posible que tu idea quiera cambiar radicalmente tu negocio y remover por completo la forma de trabajar. Esto, lejos de ser negativo, es la base de cualquier emprendimiento exitoso.
Sin embargo, es más útil (y prudente) empezar primero a pequeña escala –por un departamento, equipo o proyecto concretos-. En un «espacio protegido»de este tipo, las decisiones no tienen que ser acordadas en varios niveles jerárquicos, las rutas son más cortas y las pruebas pueden iniciarse directamente.
Hay que pensar que, en términos generales, lo que funciona bien a pequeña escala también puede ser replicado a nivel general.
Sé rápido y ágil
La transformación digital exige agilidad, rapidez y flexibilidad por parte de las empresas. Los grandes planes anuales y su seguimiento rígido han dejado de tener sentido desde hace mucho tiempo, porque los requisitos de los clientes cambian más rápido y de forma más radical que antes.
Esto también se aplica al empleado individual y, sobre todo, al desarrollo de nuevas ideas. Así, es perentorio planear no sobre el papel, sino en la realidad.
Pon a prueba tu idea lo más rápidamente posible en la práctica y luego adáptala continuamente. Es la única forma de saber si tiene sentido.
Conéctate con los demás
Por muy buena que sea tu idea, no podrás implementarla por ti mismo. Incluso el empleado más capaz y motivado sólo puede tener éxito si trabaja en equipo.
Di adiós a la idea de que puedes hacer todo por tu cuenta. Delimita bien en qué puntos necesitas ayuda para poner en práctica tu idea. Investiga a quién puedes dirigirte y con quién puedes relacionarte dentro y fuera de tu empresa. En equipo se genera más fuerza y se puede trabajar mejor.
Sé tenaz
Aunque tú consideres que tus ideas son brillantes, para los demás puede ser difícil entender por qué deberían adoptarlas. Es necesario una buena dosis de tenacidad para alcanzar el éxito.
Si tienes una idea realmente buena y crees firmemente en ella, no debes echarte atrás tras el primer rechazo. Habla con las personas correctas y asegúrate de que entiendan el sentido y la intención de tu idea o proyecto. Si no recibes comentarios acerca de tu idea, insiste.
Solicita feedback
Si has lanzado tu idea y no se ha puesto en práctica, pregunta por qué no se implementó. Pide explicaciones sobre las causas.
Es muy común que las ideas y sugerencias no se admitan y no se den explicaciones. Haz preguntas y pide feedback para aprender de la experiencia. Así, la siguiente vez, los responsables tomarán más en consideración y prestarán más atención a tus iniciativas.