Existen numerosas analogías a la función de un jefe en la empresa, siendo la más común la de identificarlo como el capitán de un barco: ¿cómo puede avanzar un barco sin un capitán que marque el rumbo? Lo que generalmente no se tiene en cuenta es que el barco tampoco progresará si carece de remos, motores, velas, o cualquier otra fuerza propulsora que pelee contra la resistencia de las olas. Esa fuerza propulsora, tan necesaria para el progreso, son los empleados.
Todos aquellos que trabajan en una empresa mantienen la maquinaria funcionando. Claro que hace falta un líder, pero de poco servirá su liderazgo si no cuenta con herramientas humanas que lleven a cabo las numerosas funciones implicadas en el funcionamiento diario de una compañía.
Desde atender a los clientes hasta fregar los suelos o encargarse que no falte tinta en las impresoras, cualquier tarea es importante en el engranaje de la empresa. Algunos engranajes son más grandes que otros, o están mejor conectados, o cumplen funciones más importantes y por ende es más difícil reemplazarlos, pero todos, aún los más pequeños, tienen una función sustancial en el funcionamiento de la empresa.
Por lo tanto es importante asegurarse de que los empleados no sólo se sientan a gusto en su lugar de trabajo, sino que además no quieran cambiarlo por ningún otro.
Algunas encuestas han demostrado que, a diferencia de lo que se creía, el salario no es la principal razón por la cual una persona deja un empleo, sino el descontento causado principalmente por la falta de estímulos y reconocimiento por parte de sus superiores. Ciertos estudios han llegado a la conclusión de que reemplazar a un empleado altamente eficiente significa una pérdida de entre el 70% y el 200% de la compensación salarial de esa persona.
¿Cómo cuidar de tus empleados?
De manera que al mimar a tus empleados no sólo estarás velando por su bienestar, sino además por el de tu empresa. Para hacerlo, puedes poner en práctica algunos de estos 5 consejos:
- Sé un líder, no solamente un jefe.
Los conceptos de “jefe” y “líder” pueden parecer sinónimos, pero no lo son: un jefe es aquél que marca el rumbo de la empresa, esperando que la carga recaiga sobre los hombros de sus empleados. Un líder, en cambio, trabaja a la par de ellos, compartiendo las tareas y la responsabilidad.
Un jefe se lleva todos los créditos, un líder los comparte. Un jefe genera miedo entre sus empleados, un líder genera respeto. Un jefe culpa a sus trabajadores por aquellos objetivos no alcanzados, un líder se considera parte de las razones del fracaso. Un jefe habla de la compañía como “suya”, un líder la llama “nuestra”.
¿Entiendes la diferencia, y el impacto que pueden tener una u otra forma de actuar en tus empleados?
Para asesorarte sobre cómo ser un buen líder, puedes encontrar cursos o servicios de coaching en alguna plataforma online.
- ¡Desafíalos!
Nada peor para tu empresa que un empleado aburrido o desmotivado.
Una de las formas más efectivas de mantener el interés en tus empleados es evitar la rutina y darles la posibilidad de enfrentarse a tareas que desafíen sus capacidades. Esto no sólo les hará sentir que confías en ellos, sino que además los motivará a ofrecer sus ideas y visiones, sabiendo que serán tomadas en cuenta.
Aunque a veces no lo parezca, que un empleado comparta sus propuestas para el mejor funcionamiento de la empresa es una excelente señal de que se siente comprometido con la misma.
- Reconoce sus logros y prémialos.
Muchos jefes caen en el error de creer que un salario a fin de mes es el único tipo de reconocimiento que sus trabajadores esperan. Sin embargo, a cualquier persona le gusta sentir que su trabajo sirve para algo, y le gusta que alguien se lo recuerde.
Cuando alguien de tus equipo haga un trabajo satisfactorio, díselo. Cuando haga un trabajo excepcional, prémialo. Un empleado feliz es un empleado eficiente.
- Haz que tus empleados se sientan “como en casa”.
La oficina no tiene porqué ser un lugar formal, aburrido o sin vida. Primero, piensa en la decoración: los ambientes fríos e impersonales harán que tus empleados adquieran esas características también. Haz uso de materiales cálidos como madera, telas y lanas, agrega colores y plantas, pon un sofá, una alfombra mullida y cuadros en las paredes, de manera de crear un espacio acogedor en el que tus empleados se sientan como en casa.
Por otro lado, genera un ambiente relajado y divertido. Relaja la etiqueta del uniforme. Haz tiempo para compartir conversaciones que no tengan que ver con el trabajo, pregúntales por su familia, preocúpate por su bienestar. Crea un espacio de recreo en el que puedan divertirse más no sea durante algunos minutos de su receso: un tablón de dardos, una mesa de ping-pong.
Nunca subestimes el poder que tienen estas simples ideas en la optimización de la eficiencia de tus empleados (¡y la tuya!).
- Sorpréndelos de vez en cuando.
Cuando las cosas vayan bien, sorprende a tu equipo entero con algún regalo. Cuando las cosas vayan mal, estimúlalos de la misma forma.
Un regalo puede ser invitarlos a una cena a coste de la empresa, o contratar un servicio de catering para convertir el receso de la comida en un momento de camaradería en el puedas sentarte con ellos a compartir un grato momento. Puedes contratar clases de yoga para todo el equipo, o llevarlos a una pista de paintball para pasar una jornada divertida. Puedes regalarles un voucher por un masaje o un descuento en restaurantes o cines.
Puedes incluso regalarles un día libre sin motivo, u organizar una fiesta sorpresa por su cumpleaños.
Estos gestos no sólo se traducirán en una mayor eficiencia de tus empleados y por ende un mayor progreso de tu compañía, sino que además te acercará a ellos en lo personal, dándote la posibilidad de generar buenos vínculos de por vida.