Al decorar una habitación hay más en juego que la estética y el buen gusto. De acuerdo con la incipiente disciplina de la neuroarquitectura, los espacios y su diseño tienen un efecto medible en el humor, emociones y procesos de pensamiento. Al monitorear los cambios en la actividad cerebral y hormonal de las personas al relacionarse con el espacio, se ha descubierto los efectos que tienen ciertos elementos del diseño en el bienestar de las personas.
La neuroarquitectura combina los avances de la neurociencia con una premisa que arquitectos y diseñadores de interiores han sabido por años: nos sentimos afectados por el espacio que habitamos, algo importante para diseñar espacios de trabajo, por ejemplo.
Una habitación con un techo elevado, de acuerdo con un estudio realizado por la psicóloga Joan Meyers-Levy, propicia un pensamiento abstracto, mientras que un techo bajo da pie a concentrarse en detalles específicos. El desorden de un cuarto puede hacernos sentir abrumados, mientras que una habitación sin ningún tipo de decoración no provee ningún estímulo y terminará por inquietar luego de un tiempo.
Para entender mejor cómo el espacio afecta a las personas, el equipo de la startup de muebles de diseño SofaMatch se dio a la tarea de recopilar algunos consejos de especialistas que ayudarán a decorar un hogar con los descubrimientos de la neuroarquitectura en mente:
1. El exceso al decorar es malo
Una habitación desordenada puede generar sentimientos de culpa, estrés, ansiedad y frustración. Como regla general, tener pocos objetos vuelve más fácil la limpieza del hogar, por lo que esta es una opción para sentirse cómodo en casa.
El extremo opuesto, un hogar excesivamente minimalista, tampoco es una buena opción. De acuerdo con el doctor John Zeisel, de la junta directiva de la Academia de Neurociencia para la Arquitectura (ANFA, por sus siglas en inglés), lo más saludable es tener un poco de desorden personal. Libros favoritos, fotografías y demás objetos personales ayudan a las personas a sentirse aterrizadas y en casa.
2. La vista cuenta mucho
En muchas ciudades tener un jardín o un patio se ha convertido en un lujo, sin embargo, un balcón o grandes ventanales también pueden servir para relajar a las personas. Tan sólo la posibilidad de ver cómo está el clima y saber qué está pasando afuera es suficiente para que una persona se sienta en control y en calma.
Por otro lado, las ventanas que dan a entornos urbanos se encuentran muy saturadas de información, lo que puede distraer la atención mucho más a que si no hubiera una ventana en primer lugar. Para balancear esto, se recomienda decorar con plantas el espacio alrededor de las ventanas.
Una opción para quienes viven en grandes ciudades es habilitar espacios como pequeños jardines interiores o de azotea, que pueden servir como un refugio verde contra el estrés.
3. La cocina es el corazón del hogar
Solemos asociar a la cocina con sentimientos de bienestar, protección y calidez. Además, es un punto informal de reunión entre los habitantes de un hogar. Por esto se debe cuidar especialmente la decoración de este espacio para reforzar la sensación de ser un lugar acogedor.
Se recomienda que la cocina tenga vista a la sala, o que permita de alguna manera ver qué es lo que sucede en el resto de la casa. También, de ser posible, la cocina debería tener una ventana que permita ver el paisaje.
4. Curvas en lugar de esquinas
Johnny Gray, decorador de interiores especializado en cocinas y autor de diversos libros sobre el tema, sugiere el uso de curvas en las superficies o muebles, lo que ayuda a tranquilizar de manera inconsciente.
Según el autor, tiene que ver con la visión periférica, que de manera discreta percibe el espacio y pone a las personas a la expectativa en caso de encontrar objetos potencialmente amenazantes, como esquinas afiladas, o contribuye a la relajación si encuentra curvas suaves.
5. Luces y colores
La luz, especialmente la del sol, mejora el humor y promueve un estado de alerta. Durante el día puedes aprovechar para abrir las cortinas y dejar entrar una buena cantidad de luz natural.
Sin embargo, durante la noche, la luz eléctrica, aunque te puede ayudar a mentenerte despierto, puede interferir con tu ciclo natural de sueño y promover el insomnio. Para evitar esto es recomendable la luz suave de algunas lámparas o velas, que crean una atmósfera más suave y acogedora.
Los colores de la habitación afectan el estado de ánimo. De acuerdo con la psicología del color, los tonos pastel tienden a ser los ideales para una habitación, mientras que colores muy saturados generan ansiedad y estrés. Los colores muy oscuros, por su parte, generan la sensación de encierro y bochorno, por lo que lo recomendable es evitarlos.