La necesidad de hacer aflorar el talento digital necesario para aprovechar la oportunidad que supone la transformación digital ha sido una constante este año en estudios, informes y discursos e intervenciones públicas de los representantes del Gobierno o del mundo empresarial.
En el último Índice de Economía y Sociedad Digital (DESI), el barómetro que establece el grado de progreso en los países de la UE y cuya edición de 2018 se publicó en mayo, España escaló a la décima posición (ocupaba la 12 en 2017), pero en capital humano —uno de los aspectos analizados—, pese a que h conseguido avanzar dos posiciones, se sitúa en el puesto 14, con una puntuación por debajo de la media europea (54,6% frente a 56,5%).
A esto contribuye el hecho de que casi la mitad de los ciudadanos españoles (un 45%) siguen careciendo de las competencias digitales básicas, una quinta parte aún no están en línea y, a pesar del aumento de la demanda en el mercado de trabajo, la oferta de especialistas TIC sigue estando por debajo de la media de la UE (un 3% de la población activa frente a un 3,7 % de media en la UE). Y eso pese a que en graduados STEM (Ciencias, Tecnologías, Ingeniería y Matemáticas), ramas académicas calificadas como la base de las profesiones del futuro por la OCDE, España está bastante por encima de la media europea, con una proporción de 21,6 graduados por cada 1.000 personas.
Hay que preparar a las sociedades para este profundo cambio del mercado laboral, producido como consecuencia no solo de la automatización sino también de la digitalización. Estamos en ese periodo de transición a una nueva economía durante el que es necesario formar a la futura fuerza de trabajo y reciclar profesionalmente a la actual para que ningún trabajador se vea desplazado.
La patronal tecnológica DigitalEs trató de medir ese gap entre oferta y demanda de especialistas TIC, y en julio publicó las conclusiones de una encuesta entre sus asociados, que dejaban una cifra preocupante: en nuestro país existen al menos 10.000 puestos de trabajo en el sector sin cubrir por falta de perfiles cualificados. Ya en 2017 el Parlamento Europeo estimó que en 2020 podría haber 756 000 vacantes sin cubrir en el sector TIC.178
En este sentido, las tendencias apuntan a un crecimiento progresivo de las personas especialistas empleadas en las TIC. Así, desde el año 2012, en la Unión Europea ha aumentado la proporción que este grupo representa sobre el total del empleo, alcanzando en 2016 el 3,7 %, y en España el 3 % en este mismo año. Sin embargo, en el año 2017 la tendencia al alza se ha detenido, mostrando un ligero descenso en España, que se reduce hasta el 2,9 % y un estancamiento en la Unión Europea (3,7 %).
El Índice de Economía y Sociedad Digital (DESI), elaborado por la Comisión Europea, incluye un indicador referido al capital humano. La evolución de este indicador en los últimos años muestra un aumento en el capital humano tanto en España como en la UE-28 en las dos dimensiones que componen el indicador. Así, en 2018, las competencias básicas y el uso de internet por parte de la ciudadanía han aumentado en 1,9 puntos porcentuales, hasta alcanzar el 30,4% en España y ha experimentado un incremento más limitado, aunque notable en el conjunto de la Unión, de 0,9 puntos porcentuales, alcanzando el 31,3%.
La otra dimensión del indicador, las competencias digitales avanzadas, que está integrada a su vez por los datos de personas especializadas en las TIC y el número de personas egresadas de los estudios STEM también se ha visto incrementada, alcanzando el 24,2% en España en 2018, mientras que en 2017 era del 21,5%; con cifras similares a las obtenidas en la Unión Europea en 2018, del 25,2%.
Según la patronal tecnológica española, que analizó el futuro del empleo en medio de la transformación digital en su primera cumbre, los días 10 y 11 de julio, se calcula que entre 2017 y 2022 la digitalización generará 1,25 millones de empleos en España.
¿Cuáles son los perfiles más demandados?
A partir de los datos de la encuesta, es posible extraer cuáles son los perfiles profesionales más demandados entre las vacantes sin cubrir. Se trata de ingenieros de software, programadores full-stack y arquitectos de sistemas; especialistas en big data, business intelligence y tratamiento de datos; diseñador visual de interfaces (UI) o de experiencia de usuario (UX), ingenieros especializados en robótica y expertos en metodologías agile (design thinking, lean…).
Además, se detecta que las empresas necesitan combinar distintos perfiles para poder desarrollar e investigar en los nuevos campos de conocimiento, como son el internet de las cosas (IoT), la inteligencia artificial (AI) o la realidad virtual (VR).
En el caso concreto del ámbito del IoT, la Fundación Cotec analizó la oferta formativa en España y concluyó que era insuficiente.
Más allá de los especialistas en el sector TIC, la formación debe avanzar en la adquisición de destrezas digitales por parte de la ciudadanía en su totalidad, motivo por el cual las Administraciones deben realizar un esfuerzo por integrar en el uso de las tecnologías especialmente a aquellas personas que, por una cuestión generacional, no han podido formarse en competencias digitales a edades tempranas.
La Agenda Digital de España incluyó entre sus planes y actuaciones, el Plan de inclusión digital y empleabilidad, elaborado en 2013 y que tiene como objetivo integrar al mayor número de agentes posible, dada la importancia que tiene la formación en tecnologías de la información y la comunicación para el conjunto de la sociedad.
El plan estaba dividido en cuatro ejes: accesibilidad, alfabetización, igualdad y empleabilidad, y establecía unos indicadores que se debían cumplir en el año 2015. Desde entonces, la situación ha evolucionado muy positivamente, y según datos de Eurostat, en 2017, el 55 % de la población española disponía de un nivel básico o superior de competencias digitales.
Aunque la evolución haya sido positiva en los últimos años, sigue quedando mucho camino por recorrer, dado que cerca de la mitad de la población aún necesita mejorar sus habilidades en esta materia; y existe una diferencia con respecto a la media de la Unión Europea (UE-28), en la que el 57% de la población dispone de un nivel de competencias básico o superior.
Una vez se desagrega según el nivel de destreza de las competencias digitales, se observa que la población española, frente al conjunto de la UE-28, destaca por las bajas competencias digitales, nivel del que dispone un 28%, frente al 26% del conjunto de la UE. No obstante, la población con competencias digitales avanzadas en España (32%) es superior a la media europea (31%). En el nivel básico de competencias España se sitúa por detrás del conjunto de la Unión, con un 23%, frente al 26% comunitario.
A pesar del bajo nivel de competencias digitales de que dispone la población europea en general, y española en particular, la percepción es diferente, pues según el Eurobarómetro número 460 que se publicó en 2017, el 73% de la ciudadanía europea cree que tiene las competencias digitales suficientes para desenvolverse correctamente en futuros trabajos; y el 80% considera que las tiene para desarrollar su trabajo actual.
La ciudadanía española muestra unos patrones similares, con un 80% que considera que cuenta con las competencias necesarias para su trabajo actual, mientras que el valor que otorga para el desarrollo de trabajos futuros es más bajo que la media europea, del 69%.
Alto porcentaje de universitarios STEM españoles
En su informe anual, la Fundación Cotec analiza las competencias educativas en la población española y su ajuste en el mercado de trabajo. Al igual que el DESI 2018, la organización destaca como uno de los puntos fuertes de España para incorporar nuevas tecnologías, el alto porcentaje de universitarios españoles graduados en áreas STEM, superior a la de países innovadores líderes como Alemania, y por encima de la media de la UE, aunque resalta también el alto predominio masculino. Como debilidad, subraya la desventaja española a nivel internacional en cuanto al número de graduados en formación profesional.
En cuanto a la interacción entre la oferta y la demanda de cualificaciones en el mercado de trabajo, el informe de Cotec radiografía una España donde, en la distribución de la población ocupada en función del nivel educativo, la proporción de ocupados con formación superior (42,1%) e inferior (33,9%) superan la media europea (33,9% y 17,6 %, respectivamente) y a países como Alemania (28,7 % y 12,5 %, respectivamente) mientras que el porcentaje de ocupados con formación secundaria superior (bachillerato y formación profesional de grado medio) es la mitad de la media europea, un 24% frente a un 48,3%, respectivamente, y claramente inferior al de Alemania, de un 58,7%.
De esto se extraen dos conclusiones preocupantes: la mayor proporción de trabajadores con bajas cualificaciones implica una mayor proporción “de producción de reducido valor añadido” y “una baja aplicación de innovación”. Y la mayor proporción de trabajadores con formación superior supone que en nuestro país hay “un nivel del 40% de subutilización de competencias, el más elevado de los países comparados” y “los trabajadores con titulaciones superiores están desplazando a los trabajadores con titulaciones intermedias de una cierta proporción de puestos de trabajo”.
Otras conclusiones preocupantes son la baja tasa de ocupados recién graduados, que en 2016 era del 65,6% (frente al 90% de Alemania), lo que implica una subutilización importante del capital humano, que lleva a la emigración de los jóvenes a países como el Reino Unido y Alemania, y un porcentaje muy elevado de adultos que ven probable que sus competencias queden obsoletas en los próximos cinco años. Además, la oferta de graduados STEM en educación superior y secundaria superior es insuficiente para cubrir la demanda.
Polarización del mercado laboral
Otro factor de preocupación que destacan los expertos es la polarización del mercado laboral, “con un aumento del peso de las ocupaciones más cualificadas y menos cualificadas, en detrimento de las ocupaciones de cualificación intermedia, tradicionalmente ligadas a la expansión de las clases medias”. Una polarización que trae consigo “una creciente dispersión salarial”, ya que mientras crecen de forma “muy notable” los salarios de los trabajos más cualificados, se devalúa el resto.
Para lograr reducir la brecha digital e impulsar una educación innovadora y moderna, con acceso a contenidos digitales, a lo largo de 2018 se siguió avanzando en el programa Escuelas Conectadas que impulsa Red.es, gracias al acuerdo entre el Ministerio de Economía y Empresa, el de Educación y Formación Profesional y el de Ciencia, Innovación y Universidades.
El programa se creó en 2015 para generalizar la conectividad por banda ancha de alta velocidad en los centros educativos españoles. Hoy 15 de las 19 autonomías (con la excepción de Cantabria, Cataluña, Navarra y País Vasco), se han adherido ya al programa, financiado en gran medida por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional.
El impacto global del programa es importante. Se espera que más de 5 millones de alumnos y más de 16 500 centros docentes españoles no universitarios sostenidos con fondos públicos, dispongan de una conectividad a internet de alta capacidad.