El debate sobre el impacto de la inteligencia artificial en el mercado laboral y el alcance de la destrucción de empleo que genera la automatización, se acentuó en 2018.
Sin embargo, frente a las visiones catastrofistas de años anteriores, en los que se imponía la visión de un mundo totalmente automatizado en amplios porcentajes de la población sin posibilidades de trabajar, en 2018 las opiniones estuvieron más repartidas entre quienes piensan que la inteligencia artificial desplazará a los humanos del mercado laboral, los que creen que su efecto no será tan grave y aquellos que defienden, incluso, que generará más empleos de los que destruya, como muestra la información del informe Sociedad Digital en España 2017.
En 2018, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) analizó el riesgo para el empleo que suponía la automatización, y concluyó que el 14% de los empleos en los países de la organización era «altamente automatizable« y otro 32% «podría afrontar cambios sustanciales en la forma de llevarse a cabo«.
La OCDE destacó a los trabajadores con cualificación baja —como limpiadores u operarios en fábricas—, y los jóvenes como los colectivos con mayor riesgo. La OCDE, no obstante, también apunta que, además de los empleos que dejarán de ser necesarios, las nuevas tecnologías crearán otros.
Automatización y polarización del mercado laboral
El hecho de que sean precisamente las actividades de más baja cualificación las más propensas a la automatización, mientras que se demanda cada vez más nuevas profesiones relacionadas con las nuevas tecnologías (como ingenieros especializados en robótica, expertos en edge computing o gerentes de equipos hombre-máquina) está conduciendo, según muchos expertos, a la polarización del mercado laboral.
Riesgo para el empleo por países
La OCDE también ha detectado diferencias geográficas «sorprendentemente altas» en cuanto al riesgo de automatización del empleo en los 21 países de los que hay datos disponibles, ya que el riesgo oscila entre el 40% en algunas regiones (Eslovaquia occidental) hasta el 4% en otras (como el área en torno a Oslo).
Teniendo en cuenta el ámbito de Europa, las regiones con un menor porcentaje de empleos bajo riesgo de automatización tienden a gozar de un alto nivel de urbanización, trabajadores con un alto nivel educativo y un fuerte sector de servicios comercializables. La OCDE ha llamado la atención sobre las variaciones que se registran entre las regiones de un mismo país y en ese extremo ha destacado a España, con una diferencia de 12 puntos porcentuales entre las regiones con riesgo mayor (Murcia, superior al 25%) y menor (Castilla-La Mancha, de un 15%).
Pero, frente a esos motivos para la preocupación, la OCDE también ve signos alentadores. Por ejemplo, «desde 2011, el 60% de las regiones en los 21 países estudiados han creado más empleos con bajo riesgo de automatización que los empleos que perdieron en sectores con alto riesgo de automatización«.
La automatización impulsa la creación de empleo, según la IFR
Una de las visiones más «optimistas» expresadas en 2018 sobre el impacto de la automatización en el mercado laboral fue, sin duda, la de la Federación Internacional de Robótica (IFR, por sus siglas en inglés), convencida de que la automatización está impulsando la creación de empleo.
De esta manera, la IFR afirma:
No hay pruebas concretas de que el impacto de la automatización en el empleo sea diferente de las oleadas previas de cambios por disrupciones tecnológicas a lo largo de los siglos, que condujeron a una mezcla de desplazamiento de empleos, creación de empleos y cambio en los perfiles laborales.
La IFR recordó, además, que la mayoría de los expertos en tres industrias claves en automatización —manufactura, logística y salud— prevén un futuro en el que humanos y máquinas trabajarán juntos. Entre las ventajas para el mercado laboral de la automatización, la Federación Internacional de Robótica cita el aumento de productividad y empleos más gratificantes para los humanos, que dejarán de hacer los trabajos más penosos y exigentes físicamente.
La IFR estima en más de 3 millones los robots industriales que estarán operativos en el mundo para finales de 2020, lo que supone una tasa anual de crecimiento media del 14% entre 2017 y 2020 (a finales de 2016 había 1,8 millones).
También la consultora Gartner aseguró en sus predicciones para 2018 que la IA creará más empleos de los que destruirá, y estima que en 2020 generará 2,3 millones de puestos de trabajo frente a los 1,8 millones que eliminará.
Sólo el 26% de responsables de RRHH en España ve en la IA peligro para el empleo
Para conocer la opinión sobre la situación en España, en 2018 la empresa de recursos humanos Adecco y el Instituto Cuatrecasas de Estrategia Legal en Recursos Humanos llevaron a cabo más de 300 en trevistas a responsables de re cursos humanos de todos los sectores económicos.
Y entre las conclusiones destaca que solo uno de cada cuatro (26%) de los entrevistados veía en la IA una amenaza para el empleo, mientras que el resto (74 %) no veía tal peligro, bien porque creían que la posible eliminación de puestos de trabajo se vería compensada por los que se crearán (67%), bien porque creían que se crearán nuevas necesidades que requerirán de un mayor número de profesionales del que tenemos ahora y las empresas deberán ampliar sus plantillas (7%).
Y «solo un 26% de los encuestados piensa que se destruirán puestos de trabajo a un mayor ritmo del que se crearán otros nuevos, y que el balance total será negativo«.
También en el estudio ya citado de PwC y Microsoft sobre la realidad y las perspectivas de la inteligencia artificial en España, solo un 14,3% de los directivos entrevistados considera que la reducción de puestos de trabajo por implantación de soluciones de IA tendrá lugar «de forma muy significativa«, mientras que la mayor parte de las compañías (un 71,4%) considera que la reducción neta de empleos por este motivo «no será demasiado significativa«.
Además, comparten la idea de «que los puestos de trabajo se van a transformar» (se destruirán unos y se crearán otros nuevos que antes no se desempeñaban) y de que «la IA generará más puestos de trabajo». El mayor problema que se plantea, según el estudio, es la falta de sincronización, es decir, «la creación de nuevos puestos de trabajo no estará acompasada con la desaparición de empleos, creando desequilibrios a corto plazo«.
El estudio de Adecco y Cuatrecasas deja otras conclusiones interesantes, como que la mayoría de los expertos (63%) cree que el impacto de la IA en el mercado laboral aún no se ha producido (eso sí, un 48% cree que se producirá en un futuro a corto plazo y solo un 15% piensa que ocurrirá a largo plazo) frente al 37% está convencido de que ya hay un impacto significativo en el mercado laboral actual. En lo que sí hay quorum es en que la inteligencia artificial incrementará el rendimiento humano (94%) y la productividad de las empresas (98%), e incluso mejorará las condiciones de vida de los trabajadores (72%).