El concepto de automóvil conectado se basa en la posibilidad de que exista un intercambio de datos, basado en Internet, entre el vehículo y su entorno. El objetivo último es hacer los viajes por carretera más seguros y eficientes y minimizar en la medida de lo posible el impacto ambiental.
Los servicios que ofrece un coche conectado para el usuario son numerosos. Desde el punto de vista del tráfico, pueden ofrecer asistencia al conductor en caso de accidente o de robo del vehículo. Por supuesto, también permite disfrutar a bordo de servicios de ocio y entretenimiento, como buscar información, interactuar en redes sociales o escuchar música a través de streaming.
Sin duda, la gestión eficiente del tráfico es de las utilidades más relevantes y demandadas en este tipo de automóviles, haciendo uso de la información que se recibe en tiempo real de forma constante. Y también las redes pueden contribuir a que un coche optimice el consumo y el gasto a través de temas como los modelos de seguros del automóvil basados en el uso o la recarga inteligente de baterías en el caso de coches eléctricos. Finalmente, también el vehículo conectado ofrece ventajas relacionadas con la capacidad del conductor para comunicarse con su automóvil, pagar peajes online o contratar un vehículo a través de un call center.
Everis estima que el porcentaje de coches que incorporen facilidades de Internet crezca del 10% actual hasta cubrir el 90% del mercado en 2020. Poco a poco, los automóviles se hacen cada vez más inteligentes y seguros. Implícitamente, el conductor demanda la tecnología de a bordo que hace la conducción más fácil y cómoda. El 73% de los conductores destaca los factores del vehículo asociados a la seguridad y al diagnóstico como lo más importante.
Por otro lado, el 71% de los mismos mostró interés por utilizar los servicios del coche conectado o ya los utiliza. La misma encuesta pone en evidencia que, excepto en países con fuerte arraigo de propiedad automovilística como España, para 2034, el 35% de la muestra esperaba no poseer su propio coche y depender de soluciones como los servicios de compartición de vehículo.
Pierde importancia el coche en propiedad
Esto último resulta relevante puesto que la digitalización está transformando los productos en servicios. En el campo de la automoción, el coche privado en propiedad está dejando de ser un objeto de deseo —y de estatus como lo fue en el siglo pasado— y las personas solamente buscan soluciones de movilidad, de las múltiples e innovadoras que ya existen en la actualidad, que permiten hacer uso de un vehículo cuando lo necesitan, sin tener que comprarlo necesariamente. Esa es quizá la gran revolución en la movilidad personal: de adquirir un producto, el coche, a contratar un servicio que aporte la misma utilidad.
Las cifras expuestas reflejan que una parte de los conductores nada desdeñable se muestra proclive a utilizar coches conectados y que además cada vez en mayor medida se hacen populares las fórmulas de movilidad distintas a la propiedad del vehículo. Un dato más nos informa de que el 61% de los conductores está de acuerdo en que la conectividad los ayudaría a saber cuándo el automóvil tiene un problema y a un 44% les aseguraría que un diagnóstico mecánico de terceros es correcto.
La información es la materia prima con la que funciona un automóvil conectado. Esta puede ser o bien enviada al vehículo o bien recopilada por este a través de diversos dispositivos y sensores. Entre las fuentes de información que podemos encontrar destacan las siguientes:
- Grabadores de información de eventos. Al modo de las cajas negras de los aviones, registran instantáneas de «eventos» del sistema relacionados con una emergencia, como son las variables antes de un accidente: velocidad, comportamiento del conductor, uso de cinturones de seguridad, funcionamiento del airbag, etc.
- Diagnósticos abordo. Sistemas que ponen sobre aviso al conductor del mal funcionamiento del automóvil, identificando problemas menores antes de que se vuelvan relevantes.
- Información sobre localización. Los sistemas GPS de localización para asistir a la conducción existen desde hace tiempo, pero en el coche conectado esto alcanza un nivel superior y la posición del vehículo puede ser determinada a través de distintos métodos, como las tecnologías celulares, los puntos de acceso wifi, el posicionamiento crowd-sourced (a través de recoger señales de todo tipo) y la tecnología GPS.
- Información externa. A través de sensores de ultrasonidos, radar y tecnologías de imagen digital, el vehículo recoge información sobre su entorno, que resulta de utilidad para la conducción y en especial para el aparcamiento y las maniobras realizadas marcha atrás, al detectar obstáculos en ángulos muertos.
- Información biométrica. Se trata de facilidades como el reconocimiento facial o de voz y otros signos vitales, que pueden servir tanto para perfeccionar la seguridad antirrobos como para crear interfaces con el vehículo basados en los gestos o la mirada.
- Información comportamental. El automóvil puede recabar información sobre la forma de conducir —velocidad, frenado y volantazos—, que puede servir tanto para recomendar mejoras en la conducción ahorradoras de combustible, como para detectar si el conductor está cansado o ebrio.
- Comunicaciones dedicadas de corto alcance (DSRC). Consiste en un protocolo de comunicaciones de corto alcance para automóviles que permite la conectividad con otros vehículos igualmente equipados, así como con otro tipo de estaciones o infraestructuras. Al coincidir en el rango DSRC, los vehículos conectados establecen una red para el intercambio de información. Puede ser de gran utilidad para compartir con otros conductores el estado del tráfico o para avisar de accidentes y de otras incidencias en la carretera.
- Información y entretenimiento. Posibilidad de disfrutar abordo de aplicaciones relacionadas con el ocio y el entretenimiento, como escuchar música por streaming o buscar información sobre puntos de interés a lo largo del trayecto. El vehículo conectado está basado en el protocolo de comunicaciones V2X (Vehicle-to-Everything o Vehículo a Todo) que le permite comunicarse con cualquier entidad que pueda afectarle. Se trata de un protocolo específico para la automoción que incorpora otros como V2I (Vehículo a Infraestructura), V2V (Vehículo a Vehículo), V2P (Vehículo a Peatón), V2D (Vehículo a Dispositivo) y V2G (Vehículo a Red).
El vehículo conectado está basado en el protocolo de comunicaciones V2X (Vehicle-to-Everything o Vehículo a Todo) que le permite comunicarse con cualquier entidad que pueda afectarle. Se trata de un protocolo específico para la automoción que incorpora otros como V2I (Vehículo a Infraestructura), V2V (Vehículo a Vehículo), V2P (Vehículo a Peatón), V2D (Vehículo a Dispositivo) y V2G (Vehículo a Red).