Los consejos de administración pueden ser un arma de dos filos para las empresas. Bien implementados ofrecen balance, perspectiva y contactos estratégicos, logrando guiar a la empresa en la dirección correcta. Por el contrario, un consejo administrativo viciado puede llegar a resultar un lastre innecesario.
“Muchos emprendedores sólo construyen un gobierno hasta que los fondos de inversión les exigen presencia en el consejo”, explicó Jorge González Gasque, director general de G2 Consultores y especialista en startups. “Un buen consejo puede ayudarte a tomar mejores decisiones en cualquier etapa de la empresa, por eso es importante tener buenas prácticas de gobierno corporativo”, recomendó.
Las empresas constituidas tienen la opción de formar consejos de administración, con las ventajas y responsabilidades que esto conlleva. Los consejos supervisan la dirección de una empresa, guiando la actuación de los directivos.
Más que un formalismo o una herramienta de control sobre la empresa, los consejos tienen el potencial de ser una guía útil que encamine a los emprendedores en la dirección indicada, haciéndole ver sus errores y puntos ciegos.
Para evitar caer en vicios, a continuación te presentamos 5 errores comunes al conformar y trabajar con un consejo de administración:
- Hacer un consejo demasiado cómodo o a la medida
Reunir en un consejo solamente a amigos del director, o a personas con los mismos perfiles y disciplinas, es una receta para el fracaso, pues los consejos demasiado cómodos son peligrosos.
Es necesario que los integrantes cuestionen constantemente el rumbo de la dirección, que cuenten con perfiles complementarios para poder darle mayor profundidad a las discusiones y que sean de diferentes industrias para que puedan ofrecer mejores perspectivas.
“Si no eres bueno para finanzas, consíguete un financiero, si no eres bueno para las relaciones con el gobierno busca a alguien que tenga experiencia en eso. La complementariedad de los consejeros es básica”, recomendó González Gasque.
Con un consejo de amigos, que apoyarán al emprendedor en cada decisión, no se obtendrá nada del ejercicio y mejor valdría no tener uno en primer lugar.
- Consejos demasiado pequeños o demasiado grandes
Un error común es tener consejos con tamaños imposibles de trabajar. Algunas empresas invitan a todos sus accionistas a las reuniones del consejo, lo que tiene como resultado salas de juntas a reventar en donde es imposible participar y donde no todos los presentes entienden el funcionamiento de la compañía.
En otros casos los consejos son de dos o tres personas, por lo que una ausencia es mucho más notoria y se vuelve más difícil avanzar.
Aunque no existe un número ideal, es importante que el consejo esté bien balanceado, con consejeros inteligentes que puedan aportar valor a la toma de decisiones de la empresa.
“Un buen consejo debe tener variedad y no incluir solamente a los socios”, aconsejó González Gasque. “Búscate también independientes y si es posible págales o busca la forma de agradecerles que se hayan tomado la molestia”, añadió.
- Tener reuniones sin disciplina
La falta de disciplina hace que los consejeros pierdan el interés. No tener una agenda, cancelar juntas o no enviar información consistente previo a la reunión le resta formalidad al ejercicio.
“Si lo conformaste de manera tan casual que las reuniones son como juntarse a jugar dominó entonces no tiene caso”, ironizó González Gasque.
Un consejo debe tener un calendario, reuniones periódicas, entregar información a tiempo y llevar un seguimiento de los temas importantes. Sólo así existe la certeza de que la dinámica está funcionando y que no se está tirando a la basura el tiempo de todos.
- El peligro de los reportes incompletos
La entrega oportuna de reportes es lo más básico para que un consejo de administración pueda entender el estado actual de la empresa, sólo así tendrán la información necesaria para tomar decisiones.
Los reportes deben incluir los indicadores importantes y tener métricas comparables, pero sobre todo tener consistencia y honestidad. De nada sirve reportar solamente las buenas noticias, pues es en las malas donde más se requiere la ayuda del consejo.