A medida que crece una empresa, sus necesidades de capital van modificándose. Esta evolución constante provoca que tarde o temprano se requiera de más inversión. Sin embargo, la inversión es un tema delicado, pues tiene como consecuencia la dilución de la empresa.
Al dar acciones a los nuevos inversionistas, el porcentaje accionario de los fundadores decrece. Si la valuación implica que tus acciones originales valen más, pues son buenas noticias. Jeff Bezos tiene solo el 17% de las acciones de Amazon y aún así es el hombre más rico del planeta. Sin embargo, en etapas tempranas perder porcentajes de participación puede traerte problemas en el largo plazo.
«En estos procesos, es recomendable conseguir el dinero justo y ponerse a trabajar, porque es la única forma de generar valor«, recomienda Jorge González Gasque, director general de G2 Consultores y especialista en startups. «Un emprendedor inteligente sabe que necesita ir construyendo éxito y credibilidad antes de conseguir más dinero«, agregó.
El problema de diluir es cuando se hace muy rápidamente. Es ahí cuando puede causar grandes problemas en el crecimiento de la compañía. Estas son algunas de las razones por las que deberías evitar diluir tu empresa rápidamente:
1. Pierdes dinero
Los emprendedores crean su propia empresa con el sueño de hacerse de buen dinero algún día. Sin embargo, cuando la empresa comienza a diluirse demasiado, se están sacrificando las ganancias a largo plazo de la misma. Si al final por diluirte de más sólo posees, por ejemplo, el 10% de la compañía y esta se logra vender, sólo conseguirás el 10% del valor neto, en vez de una cantidad que corresponda al esfuerzo y tiempo invertido.
«No importa la razón por la que te diluyas, lo que importa es que estás sacrificando el valor neto que posees de la empresa y, a largo plazo, esto puede ser la diferencia entre una salida exitosa y muy poco dinero«, señaló González Gasque.
2. Agrega un nivel de incertidumbre
Cuando un fundador tiene poco porcentaje del capital a consecuencia de una dilución, comenzará a tener un incentivo mayor para salirse de la compañía, puesto que tiene menos en juego que cuando comenzó la compañía. Esto comenzará a afectar a la valuación y al interés que puedan tener en futuros inversionistas.
«Si el founder tiene un valor pequeño de la empresa, digamos un 20%, se comienza a correr el riesgo de que se vaya y haga otra cosa o se consiga un empleo y, por el contrario, mientras mayor sea, menor es el riesgo«, aclara González Gasque. «Desde el punto de vista del inversionista, es más difícil que se decida por invertir en la empresa porque, ¿pues para qué invertir si el founder podría irse en cualquier momento?«, señaló.
3. Pierdes el control
Mientras menos acciones posea el fundador de la empresa, su capacidad de influencia al tomar decisiones importantes en la empresa disminuye. El fundador puede perder votaciones clave en su negocio y puede ver cómo se toman decisiones importantes que no le agraden.
«Puede que se tomen decisiones en la empresa sin tu consenso, porque básicamente fuiste desplazado por haber sido diluido«, advierte González Gasque. «Es importante que el emprendedor sepa a quién y por qué otorga las acciones de la empresa, incluso los términos y condiciones que trae consigo, para evitar perder el control de la empresa y mantener todo en orden«, agregó.
4. Desmoraliza al equipo
Como consecuencia de perder la capacidad de tomar decisiones importantes en la empresa, el equipo de trabajo verá que el founder está perdiendo el control. Esto puede generar la sensación en el equipo de que los inversionistas tienen un mayor peso que el fundador y se comienza a perder el liderazgo en ellos, que ven a los inversionistas como una entidad casi omnipotente y pierden confianza en el fundador de la empresa.
«Como tú no estás de acuerdo con las decisiones que se toman, el equipo se da cuenta y te pierde confianza, por lo que dejarán de sentirse en un ambiente apto para trabajar y el riesgo de que se vaya el talento de la empresa aumentará significativamente«, añadió el consultor.
5. Inhibe la capacidad de reclutar talento
Mientras más avanza una compañía, más caro se vuelve el talento que esta requiere para seguir avanzando. Sin embargo, las empresas pueden recurrir al uso de sus acciones para poder captar talento, generando interés y un incentivo para que permanezcan en ella.
Al tener una empresa diluida, se deja de contar con las suficientes acciones para reclutar talento de primer nivel. Esto puede hacer que el talento pierda el interés por unirse a una compañía en donde el dueño está desmesuradamente diluido.
«Perder la capacidad de conseguir talento sólo ocurre cuando se poseen porcentajes muy bajos de la compañía, pero es fácil llegar a esos porcentajes si te diluirse en las rondas tempranas y luego necesitas mucho dinero para escalar, porque en las rondas subsiguientes te pueden dejar frío», concluyó Jorge González Gasque.