Asegurar tus bienes más preciados, incluyendo tu propia vida, es una decisión muy importante, que no podemos dejar al azar.
Este no es un negocio nuevo, su historia comenzó hace más de trescientos años, como respuesta a la necesidad de los comerciantes de disminuir el riesgo de sus viajes en alta mar por posibles naufragios o robos.
Con el tiempo se ha ido desarrollando el sector asegurador a nivel mundial, contribuyendo en gran medida a facilitar la inversión a nivel empresarial y personal, proporcionando seguridad en posibles imprevistos.
Cuando compras un bien duradero como una casa, debes continuar invirtiendo en ella, para que su valor en el mercado no decaiga, te ofrezca habitabilidad y comodidad, y para que si a futuro deseas venderla, conserve un gran atractivo para posibles compradores.
Pero recuerda, que no estás exento de que pase algo extraordinario, que haga que la inversión que has realizado, en comprar tu vivienda y conservarla de la mejor manera, se haga polvo.
Poseer un bien que nos ofrece seguridad como lo es una vivienda, no nos puede hacer olvidar el riesgo de aquellas cosas que son imposibles de predecir, por esto es muy importante tener un seguro que nos proteja por si algo resulta mal.
¿Gasto o inversión?
Podemos establecer que la diferencia entre gasto e inversión radica, en que aunque las dos son salidas de dinero, la inversión nos proporciona un retorno a futuro en ingresos (es lo esperado).
Como esperamos un retorno en ingresos, el seguro debe ser considerado una inversión.
Fíjate en las operaciones que hace el banco cuando te otorga un crédito, el paso a seguir después de ser aprobado el préstamo es firmar los respectivos pagarés, y tomar un seguro de vida, sin importar si dejas un bien hipotecado, o un vehículo pignorado. ¿Por qué lo hacen? Para garantizar el pago del préstamo si llegas a faltar (además de que la prima del seguro te la cargan a la cuota mensual).
Los bancos tienen claro que deben disminuir el riesgo del préstamo, y por ello exigen al cliente que tome un seguro. En realidad este paso beneficia a ambas partes, por ejemplo, en caso de fallecer el tomador de un crédito hipotecario, el seguro pagará el monto adeudado, protegiendo con esto a su familia.
He observado en varias oportunidades como personas, familias y empresarios en aras de disminuir sus salidas de dinero, cancelan sus pólizas de seguro, por considerarlas innecesarias, o un lujo, cometiendo un grave error, porque sólo es recomendable cancelar los seguros que poseemos si no es posible hacer frente a los pagos mensuales de la prima, o sea por fuerza mayor, aunque antes de cancelarlas debemos verificar si existe alguna manera de disminuir el valor de la prima, ya sea cambiando el monto asegurado, contratar otra aseguradora, entre otras.
Existen en la actualidad una gran cantidad de productos y empresas en el mercado, que nos ofrecen una amplia gama de posibilidades para escoger el producto adecuado para cada bien y necesidad, recuerda leer la letra pequeña para no llevarte sorpresas.
Es muy importante comprender que los seguros son una inversión que a futuro, puede ser una de las mejores que hayamos realizado.