La transformación digital supone un cambio integral en todas las actividades. Un cambio de paradigma donde no sólo es más fácil medir datos, sino que el propio material son los datos, la información. El análisis de esta gran cantidad de datos (Big Data) desemboca en la aportación de valor con predicciones y aplicaciones útiles (Smart Data).
El desarrollo de Internet cambia de forma radical un manejo de información ya alterado con la irrupción de los primeros sistemas informáticos. La información crece exponencialmente: en un minuto en Internet se generan 4,1 millones de búsquedas en Google, se escriben 347.000 tuits, se comparten 3,3 millones de actualizaciones en Facebook, se envían 34,7 millones de mensajes instantáneos o se descargan 194.000 apps, según datos del informe Sociedad de la Información en España 2015.
Nos encontramos ahora en el paso de esta gran cantidad de datos a datos que aporten valor (Big Data a Smart Data), algo que empieza a usarse en el ámbito industrial.
En la vida cotidiana, la utilización de datos con capacidades predictivas puede aportar valor en muchos ámbitos: Microsoft e IBM están trabajando para reducir los atascos en las carreteras o Google Flu Trends usa sus algoritmos para la extensión de epidemias.
En el ámbito de la empresa, los datos como instrumento predictivo se están aplicando en los departamentos de marketing o en los de recursos humanos. El 90% de las empresas que utilizan análisis predictivos piensan aumentar el número de situaciones en los que los usan.
El enfoque Smart Data permitirá también realizar recomendaciones más fiables. De momento, estos métodos no son todo lo efectivos que debieran, ya que el 61,4% de los usuarios no tiene en cuenta la información personalizada que recibe.