La transformación digital de empresas, industrias es un hecho y una exigencia de futuro. Sin embargo, Europa se encuentra rezagada y mostrando unos indicadores que un informe de McKinsey Global Institute (PDF) considera “alarmantes”. Europa funciona sólo al 12% de su potencial digital, por detrás del 18% de Estados Unidos.
Un aumento del esfuerzo en la digitalización podría añadir 2,5 billones de euros al PIB en 2025, lo que permitiría añadir un punto porcentual al durante la próxima década. El mercado único digital podría añadir hasta 415.000 millones de euros al año y proporcionar una plataforma común para que las empresas se beneficien de las economías de escala.
Europa debe redoblar sus esfuerzos en “intensidad digital”, según el citado informe, que explica este concepto como “el grado en que la digitalización impulsa sectores y empresas”. El Índice de Digitalización del MacKinsey Global Institute mide esta intensidad digital a través de docenas de indicadores, reflejando el estado de transformación digital de diferentes sectores y países.
Así, Europa ofrece sustanciales variaciones por país en el desempeño de su potencial digital. Si Europa opera al 12% de su potencial, naciones como el Reino Unido lo superan ampliamente (17%), rozando las cifras de Estados Unidos, mientras que otras como Alemania o Italia, con un 10%, se encuentran por debajo.
Con todo, hay datos que indican un relativo buen posicionamiento de Europa en digitalización, como los hogares con acceso a Internet (83%), el uso intensivo de Internet por parte de los millennials (el 96% en los últimos tres meses) o una cobertura de banda ancha móvil 3G en el 98% del territorio.
En todo caso, Europa se encuentra claramente por detrás de Estados Unidos. En su sector más digitalizado, el de las tecnologías de la información y comunicación (TIC), Europa rinde tan sólo al 60% del mismo sector del gigante norteamericano.
Como consecuencia Europa es un importador neto de servicios digitales de Estados Unidos, registrando un déficit comercial digital del 5,6% del comercio total. De nuevo se registra una gran variación por países: Reino Unido y Países Bajos son exportadores netos de servicios digitales a Europa, mientras que Europa es un importador neto.
Además de entre los países europeos, también hay enormes diferencias en la digitalización por sectores y empresas: el sector TIC se encuentra en la frontera digital, acercándose a su potencial, seguido por los medios de comunicación y las finanzas. Por el contrario, muchos sectores tradicionales se quedan rezagados. Sin embargo, los países pueden influir en el grado de digitalización de sus empresas: un tercio de la capacidad de transformación digital de un sector es achacable al “efecto país”.
Y el tamaño importa: las pequeñas y medianas empresas van por detrás de las grandes empresas en digitalización.
La digitalización es relevante. El informe de McKinsey muestra una “correlación entre el aumento de la productividad y la intensidad digital de todos los sectores”. Así, McKinsey aboga por que los líderes empresariales, políticos y ciudadanos realicen las acciones necesarias para la aceleración de la transformación digital de Europa.
Las empresas deben evaluar el efecto que los asuntos digitales influyen en ellas y estudiar cómo transformar sus modelos de negocios. Eso implica “adaptar sus organizaciones, digitalizar sus operaciones y promover la innovación abierta”.
Por su parte, los gobiernos deben estar activos en tres frentes: facilitando la inversión y el acceso al capital, abriendo el acceso a los datos y mitigando el impacto en la pérdida de empleos. Y cada ciudadano deberá adoptar las habilidades necesarias y adaptarse a la flexibilidad y nuevas oportunidades que abre la transformación digital.
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