Internet y el mundo financiero han mantenido una vinculación estrecha desde los albores de la Sociedad de la Información. La banca electrónica cuenta con una presencia arraigada dentro de la oferta de servicios prestados por las entidades financieras. De hecho, el 50% de los internautas españoles hizo uso de estos servicios durante 2015, según datos del informe Sociedad de la Información en España 2016.
Sin embargo, hasta fechas recientes, las tecnologías digitales no han conseguido ir más allá de la replicación de los modelos de negocio tradicionales en la banca electrónica, lo que ha hecho que la estructura del sector financiero apenas se haya visto modificada por la irrupción de Internet.
Actualmente, esta situación ha comenzado a cambiar con la irrupción de nuevos agentes que desarrollan tecnologías y servicios novedosos, capaces de desintermediar la prestación de servicios financieros entre las entidades tradicionales y el usuario final. Estas nuevas tecnologías y servicios, agrupadas bajo el nombre de fintech, abarcan una extensa gama de productos, que incluyen tanto categorías verticales, centradas en procesos concretos de la cadena de valor, como categorías horizontales, que se utilizan para dar servicio a las verticales.
Entre las categorías verticales destacan los servicios de asesoramiento y gestión patrimonial, finanzas personales, finanzas alternativas (préstamos, crowdlending, factoring, compensación, deudas, créditos), crowdfunding, crowd equity, servicios transaccionales y divisas, medios de pago e insurtech (seguros). En las categorías horizontales se encuentran la tecnología blockchain y el Big Data.
Aunque se trata de un fenómeno reciente, su impacto económico y, sobre todo, su proyección de futuro, lo sitúan como uno de los sectores ligados a Internet más prometedores. Prueba de esta proyección son las grandes cantidades invertidas en startups fintech. En 2015, la inversión global en este tipo de compañías alcanzó los 22.300 millones de dólares, un 75% más que en 2014. El crecimiento medio anual de la inversión entre 2010 y 2015 se situó en el 65,5%. La elevada inversión tiene su reflejo en el número de operaciones realizadas. Si en 2010 se invirtió en 338 compañías, en 2015 se llegó a las 1.108, de las que 94 recibieron más de 50 millones de dólares de inversión.
Existen 128 empresas fintech en España
El dinamismo del sector fintech también se advierte en nuestro país. En julio de 2016 existían en España 128 empresas fintech. Casi dos tercios de estas empresas estaban centradas en cuatro tipos de servicios: gestión de préstamos (25%), pagos (20%), inversión (12%) y divisas (9%).
La relativa juventud de estos servicios, con excepciones relevantes como el caso de Paypal en el ámbito de los pagos, dificulta ofrecer una estimación global de su impacto económico. Sin embargo, algunos indicadores parciales permiten intuir su potencial de crecimiento. Por ejemplo, se estima que la cifra de negocio de las plataformas de gestión de ingresos para préstamos al consumo no garantizados, basadas en machine learning, crecerán un 960% entre 2016 y 2021, año que podrían alcanzar los 17.000 millones de dólares. Otra fuente estima que las plataformas de préstamos P2P permitieron a las pequeñas y medianas empresas conseguir entre 60.000 y 70.000 millones de dólares de financiación a nivel mundial.
A pesar de la escasez de cifras de negocio consolidadas, la percepción que de estos servicios están teniendo los consumidores augura un futuro cercano muy positivo. A nivel global, las características de estos servicios mejor valoradas son la facilidad de uso (81,9% de los usuarios), la rapidez del servicio (81,4%) y la buena experiencia de uso (79,6%).
El auge de los servicios fintech está suponiendo un verdadero reto para las entidades financieras tradicionales, que ven como los nuevos agentes intentan posicionarse en la cadena de valor con servicios innovadores. Según una reciente encuesta entre ejecutivos involucrados en transformación digital de diversos sectores económicos, las áreas del sector financiero que cuentan con mayor probabilidad de ser desintermediadas por servicios fintech en los próximos cinco años son las de banca minorista (probabilidad en torno al 80%) y los servicios actuales de transferencia de fondos y pagos (probabilidad en torno al 60%).
La presión introducida por los servicios fintech está provocando que las entidades financieras se vean obligadas a reaccionar, incrementando su innovación para ofrecer a los usuarios experiencias de uso renovadas a fin de fidelizar al usuario. Ante esta situación, las entidades financieras pueden adoptar tres estrategias diferenciadas, aunque no excluyentes, para lograr su transformación digital:
- Actuar de forma abierta, trabajando en un proceso de innovación colaborativa con proveedores tecnológicos y con el capital de conocimiento propio.
- Colaborar con agentes de otras industrias (por ejemplo, las operadoras de telecomunicaciones) o con diferentes puntos de vista sobre el negocio para identificar nuevas vías de generación de valor.
- Invertir, desarrollando vehículos corporativos de inversión en startups del sector fintech.